2020

Taller Maestripieri
CURSO ACADEMICO 2020 / CATEDRA DE ARQUITECTURA  /  FADU  /  UBA 


Desde el Taller. Cultura urbana, paisaje y proyecto.

Notas preliminares #01, otoño 2020

Eduardo Maestripieri

 

En estos tiempos de miserias omnipresentes, de violencia ciega, de catástrofes naturales o ecológicas, hablar de belleza puede parecer incongruente, inconveniente, incluso provocador.

Cinco meditaciones sobre la belleza, François Cheng.

 

La filosofía es una disciplina que consiste en crear o inventar conceptos. Los conceptos no existen ya hechos; no existen en una especie de cielo donde esperan que un filósofo los tome. A los conceptos es necesario fabricarlos.

¿Qué es el acto de creación?, Gilles Deleuze

 

Si en el texto de François Cheng agregáramos “pandemia” y reemplazáramos “belleza” por “arquitectura”, el escrito se nos presentaría inquietante y actual por las consecuencias y las derivaciones que han tenido y tienen algunos de los eventos mencionados por Cheng. Y también puede parecer incongruente, inconveniente, incluso provocador reemplazar belleza por arquitectura. ¿Cuál es el propósito de la arquitectura? ¿Qué esperamos de la enseñanza de la arquitectura en estos tiempos de incertidumbre, catástrofes naturales y desplazamientos conceptuales en los modos y procedimientos del proyecto? Si continuáramos con este juego de significados y representaciones reemplazando la palabra “filosofía” por “arquitectura”, en el escrito de Gilles Deleuze, también percibiríamos ecos y resonancias de nuestra propia práctica: La arquitectura es una disciplina que consiste en crear o inventar conceptos. Los conceptos no existen ya hechos; no existen en una especie de cielo donde esperan que el arquitecto los tome. A los conceptos es necesario construirlos, fabricarlos. Esta reflexión es necesaria hacerla porque nuestra práctica docente es frecuente naturalizar y aceptar ciertos nociones, creencias y concepciones del proyecto que creemos inmutables, cuando en realidad se desplazan, mutan, incorporando nuevas interpretaciones y reinterpretaciones de sus contenidos. Esta inestabilidad y variabilidad rompe con la tradicional interpretación pasiva y acumulativa de nociones y conceptos, de modos y procedimientos en la enseñanza y el aprendizaje de la arquitectura. Es infrecuente reflexionar, revisar y construir conceptos como la cultura urbana, el paisaje y el proyecto. Los conceptos, para ser adquiridos, necesitan poner en acción diferentes modos y procedimientos: Los conceptos, como se sugirió precedentemente, no existen ya hechos, es necesario fabricarlos. Consecuentemente reflexionar durante la acción sobre las prácticas, conceptos y procedimientos desarrollados en el taller, consistiría en preguntarse sobre lo que sucede o va a suceder, lo que podemos hacer, lo que hay que hacer, cuál es la mejor táctica, que orientaciones y qué precauciones hay que tomar, qué riesgos existen en relación con determinados temas, estrategias y problemáticas propuestas en el devenir del taller de arquitectura.

Hace ya muchos años, Alan Colquhoun me obligó a reflexionar sobre este aspecto en un breve ensayo: “Desplazamiento de conceptos en Le Corbusier”[1]. En este trabajo Colquhoun señala que Le Corbusier definió su plan para una nueva arquitectura en términos de proponer un inédito sistema de reglas[2]. Lo hizo considerando las prácticas y procedimientos precedentes. Señalo un par de frases que aún permanecen subrayadas en mi libro: “Le Corbusier se refiere constantemente a la tradición arquitectónica ya sea invocando sus principios y adaptándolos a nuevas soluciones, ya sea contradiciéndolas abiertamente de un modo tal que es necesario algún conocimiento de la tradición para entender su mensaje arquitectónico”[3]. El siguiente párrafo es más explícito: “Podría alegarse que toda innovación está forzosamente destinada a contradecir la práctica anterior y que, por tanto, es redundante incluir en el concepto de innovación el de la práctica que ha sido sustituida. (…) la práctica precedente y las nuevas prescripciones constituyen una serie paradigmática o metafórica y que lo nuevo ha de entenderse por referencia a lo viejo: in absentia. (…) Se trata de un proceso de reinterpretación y no de creación a partir de un vacío cultural”[4].

Colquhoun relaciona estos desplazamientos conceptuales en la obra de Le Corbusier con un profundo conocimiento de las reglas y los procedimientos precedentes, así como de elementos y componentes ajenos de su propia tradición. Recorrer el resto del ensayo hasta su conclusión trasciende la temporalidad de su interpretación resultando sus afirmaciones sorprendentemente actuales: “La teoría arquitectónica ha sido dominada durante la última década o quizás durante más tiempo, por varias formas de determinismo y populismo, que se niegan a reconocer que la arquitectura constituye una entidad cultural de propio derecho. La materia prima de la arquitectura es, en gran parte, la cultura arquitectónica en un momento dado de la historia. Sin un entendimiento adecuado de esos aspectos de la creatividad arquitectónica que se han tratado en este ensayo ––los aspectos donde lo que se implica es la transformación de la cultura preexistente–– es imposible conseguir una arquitectura capaz de expresar significados culturales”.

¿Cómo debemos interpretar estas reflexiones en relación con las prácticas y procedimientos que se realizan en el taller de arquitectura? ¿Cómo se construyen, revisan y comparten en el taller nociones y conceptos propios de la disciplina? ¿Es posible observar, revisar y producir ciertos desplazamientos en el concepto de proyecto frente a los eventos enunciados en la cita de François Cheng?

En la propuesta didáctica del Taller definimos el proyecto como la manifestación concreta de un pensamiento de arquitectura. Sin embargo, desde hace un tiempo, observamos un retroceso en el concepto de proyecto en el agotamiento de cierta retórica tecnológica y en el desplazamiento hacia nuevas construcciones epistemológicas surgidas en las ciencias naturales y sociales. Otros campos del conocimiento como la antropología, la sociología, la ecología y la economía impactaron en la enseñanza de la arquitectura debilitando su especificidad y reduciéndola a pura racionalidad instrumental y oficio. La inacción del saber proyectual tradicional frente a los cambios sociales y culturales enunciados, con sus repercusiones en las formas de habitar, y consecuentemente, en la problemática ambiental predispone a indagar en campos alternativos. Uno de estos campos resulta de los aportes que se han hecho en relación con las revisiones y exploraciones de la noción de paisaje.

La preeminencia de ciertas prácticas repetitivas y el uso de fórmulas y prescripciones rígidas y absolutas en la enseñanza de la arquitectura hacen pensar en propuestas y orientaciones basadas en el concepto, bastante difundido, y la creencia, de que la arquitectura puede ser reducida a formas de pensamiento externas a ella, y en particular, a la utilización de referentes, modelos y a sistemas con pretensiones científicas. Al asociar la razón sólo con lo cuantificable, se niega inteligibilidad a lo sensible y a lo intangible, con lo cual estas prácticas se hacen vulnerables a modos basados en el concepto de gesto o expresión, y que consecuentemente responden a una actitud dogmática y fundamentalista. Desde esta perspectiva proponemos revisar otros conceptos y la elección del paisaje y el proyecto como ejes de la práctica del taller requiere hacer preguntas que nos permitan ajustar el lenguaje y la terminología a las diferentes miradas y construcciones epistemológicas que existen en torno a estas concepciones. Ningún saber puede avanzar si no ajusta sus conceptos. La amplitud de las cuestiones tratadas en estas notas pone de manifiesto la necesidad de un cierto consenso terminológico y disciplinar. Estas notas, en su conjunto, con otras que propondremos en otros encuentros que hemos denominado conversaciones “desde el Taller”, no intentan de ningún modo abordar estos conceptos de manera sistemática, simplemente intentan exponer la compleja y confusa situación actual de la enseñanza de la arquitectura en aquellos aspectos donde parece posible una interpretación. Así mismo, hemos señalado que el taller se desempeña como una comunidad de prácticas que simultáneamente deviene en un ámbito para la reflexión en la acción[5]. Con esta orientación, los objetivos y los contenidos están siempre sujetos a ser releídos y revisados en relación con las diferentes experiencias y problemáticas que proponemos como equipo docente. En el desarrollo de estas actividades, sugerimos la posibilidad de revisar algunos de los modelos mentales naturalizados (canónicos), los valores y las teorías que guían nuestra acción. El progresivo giro de una mirada más comprensiva hacia el paisaje, con consecuencias y dificultades epistemológicas aún vigentes, sitúa a la relación entre arquitectura, ciudad, territorio y cultura como el nudo conceptual orientador de la práctica del taller. En consecuencia, estas notas proponen continuar con las revisiones y reflexiones que “Desde el taller” surgieron en los encuentros pedagógicos que realizó el Taller en el Centro Cultural y Social “El Faro”[6].


[1] Colquhoun, Alan, “Arquitectura moderna y cambio histórico. Ensayos: 1962-1976”, Barcelona: Gustavo Gili, 1978.

[2] Colquhoun, se refiere a los “cinco puntos” propuestos por Le Corbusier en varios de sus escritos.

[3] Op. Cit. p. 113

[4] Idem, p. 114.

[5] Existe un texto canónico de Donald Schön, (1987) que, Edith Litwin y Alicia W. de Camilloni, han difundido vinculando a este autor con las prácticas realizadas en el taller de arquitectura como dispositivo didáctico. Schön concibe la reflexión, como una forma de conocimiento y señala que la práctica docente se caracteriza por la complejidad, la incertidumbre, la inestabilidad, la singularidad y el conflicto de valores. Schön propone la búsqueda de una nueva epistemología de la práctica implícita en los procesos intuitivos y artísticos que algunos profesionales llevan a cabo en las situaciones de incertidumbre, inestabilidad, singularidad y conflicto de valores. El Modelo Acción-Reflexión-Acción se basa en el esquema pedagógico elaborado por David Kolb (1977). En nuestro medio, Ana María Romano y Cecilia Mazzeo han realizado importantes aportes y reflexiones respecto a las prácticas docentes. Cfr. La enseñanza de las disciplinas proyectuales (2007) y Conocimiento y práctica proyectual (2015).

[6] "El Faro": Durante 2019, el Taller organizó dos ciclos de encuentros realizados en el Centro Cultural y Social “El Faro”, en Olivos, Buenos Aires.


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