TERRITORIO (territorrializacion y desterritorializacion)


(GK)

Territorrializacion y Desterritorializacion

El cuerpo como territorio


Territorio

David Harvey señala que:

“Las relaciones de poder están siempre implicadas en prácticas espaciales y temporales” (Harvey, 1998: 250).

Estas relaciones de poder son tanto materiales como simbólicas, ya que son el resultado de la producción de un espacio que se construye diferencialmente según vivencias, percepciones y concepciones particulares de los individuos y de los grupos y clases sociales que lo conforman

Haesbaert realiza una síntesis de esta dualidad:

“El territorio envuelve siempre, al mismo tiempo…, una dimensión simbólica, cultural, a través de una identidad territorial atribuida por los grupos sociales, como forma de ‘control simbólico’ sobre el espacio donde viven (siendo también por tanto una forma de apropiación), y una dimensión más concreta, de carácter político disciplinar: una apropiación y ordenación del espacio como forma de dominio y disciplinamiento de los individuos” (Haesbaert, 2004: 93-94)

Por su parte, para Deleuze y Guattari el concepto de territorio gana amplitud porque se trata de un pensamiento y un deseo (el deseo como aquello que una vez más desborda la definición del territorio como totalidad).  El deseo produce territorio (deseo entendido como una fuerza maquínica, productiva). El deseo, más que el poder en la visión foucaultiana, crea territorios, ya que este comprende una serie de agenciamientos.

El territorio puede ser relativo tanto a un espacio vivido como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente ‘una cosa’.

El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. Es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales, estéticos, cognitivos”.

Los territorios comportan siempre dentro de sí vectores de desterritorialización o de reterritorialización. Mucho más que una cosa u objeto, un territorio es un acto, una acción, una relación, un movimiento concomitante de territorialización y desterritorialización, un ritmo, un movimiento que se repite y sobre el cual se ejerce un control.

 

Desterritorializacion y Reterritorialización

Guattari plantea que

“El territorio se puede desterritorializar, esto es, abrirse, en líneas de fuga y así salir de su curso y se destruye. La especie humana está sumergida en un inmenso movimiento de desterritorialización, en el sentido de que sus territorios ‘originales’ se rompen ininterrumpidamente con la división social del trabajo, con la acción de los dioses universales que ultrapasan las tablas de la tribu y la etnia, con los sistemas maquínicos que llevan a atravesar, cada vez más rápidamente, las estratificaciones materiales y mentales”

La desterritorialización puede ser considerada un movimiento por el cual se abandona el territorio, una operación de líneas de fuga, y por ello es una reterritorialización y un movimiento de construcción del territorio. Deleuze y Guattari plantean que, en un primer movimiento, los agenciamientos se desterritorializan y, en un segundo, ellos se reterritorializan como nuevos agenciamientos maquínicos de los cuerpos y colectivos de enunciación.

Los movimientos de desterritorialización pueden ser relativos o bien absolutos.

Relativos son aquellos que aun modificando la tierra resultan regulables sin mayor ruptura.   

Absolutos, los que conducen decididamente a una “nueva tierra”.

Llevado esto a una dimensión del sujeto o de los objetos, puede decirse que se opera un desplazamiento del problema sujeto-objeto hacia otro del tipo territorialización – desterritorialización. No se trata ya de un sujeto frente a un objeto sino de una cuestión vinculada a movimientos y velocidades. Movimientos de relaciones múltiples, coexistentes y en cierto modo complementarias. No hay un pensamiento binario, de simple oposición entre los términos. Tampoco existe en un pensamiento de orden jerárquico en la multiplicidad de los elementos intervinientes. El interés está puesto en la idea de los movimientos que se producen entre las cosas, en los encuentros, los acontecimientos y los agenciamientos

Podríamos imaginar el cuerpo de diversas maneras, pensarlo como un sistema o una estructura donde cada parte y las relaciones entre las partes componen un todo. Las figuraciones conocidas le asignan una función específica a cada parte, pero también organizan una lógica de jerarquías a partir de la cual se define lo imprescindible de aquello necesario, pero en última instancia no.

Reconocemos así un esqueleto o estructura que articula y da sustento al cuerpo. Desde ese interior hacia las superficies corporales se organizan las estructuras musculares hasta llegar a la piel como superficie expuesta al contacto con el afuera. La medicina ha definido comúnmente los sistemas que garantizan la producción y reproducción de la vida de ese cuerpo.

Desde el punto de vista de la ciencia (simplifico a riesgo de ser errónea la apreciación) podríamos avanzar indefinidamente en el conocimiento del cuerpo y sus enigmas.

Sin embargo, existe algo que siempre desborda y excede el conocimiento que se tenga de él. La figura de estructura o sistema no alcanza a dar cuenta de cierto carácter enigmático del cuerpo. Una totalidad que no cierra, que siempre se ve desbordada.